Juan José Mina Ezpeleta, nace en Olleta (Navarra) el 9 de agosto de 1943.
A similitud de su paisano el H. Carlos Rubio, su primer destino como docente marista fue Córdoba en el curso 1962/63; marcharía al finalizar el año escolar y no volvería hasta septiembre de 1976, procedente de Nuestra Señora del Carmen de Badajoz. Desde entonces, y durante más veinte años, el H. Juanjo desarrolló su labor en Cervantes. Profesor de Física y Química y Matemáticas en BUP y COU, su figura con la bata blanca y su, casi, inalterable bigote se hicieron habituales en las horas lectivas, sobre todo en su querido y bien utilizado laboratorio de Química. Pero el incombustible H. Juanjo fue capaz de ofrecernos muchas más imágenes a lo largo del día: vestido de tuno y tocando el acordeón, dirigiendo un coro tras el órgano electrónico, cambiando discos durante las fiestas de Cervantes, organizando un fuego de campamento o con el mono puesto y reparando algún foco del salón de actos…
Este navarro afincado en Córdoba fue director del Cervantes de 1983 a 1990, un cargo para el que decía que no servía pero que sacó adelante con éxito gracias al equipo de colaboradores que tuvo (Mateo Vázquez, el padre Jesús, los presidentes de la Asociación de AA. AA. y de Padres, etc.), a la labor previa del H. Carlos y a su indudable carisma con la juventud, en la clase y en las actividades extraescolares. Hombre de acción, poco dado a dejar por escrito sus ideas, éstas se manifiestan en sus obras, sin las cuales no tendría sentido la historia del Cervantes en sus últimos años: Actividades musicales, campamentos de verano, caseta de feria, fiestas del Cervantes los sábados, no habrían existido sin el H. Juanjo y su puesta en práctica de la pedagogía marista de la presencia. En 1978 la Asociación de AA. AA. (Ademar Córdoba) le impuso su Insignia de Oro y en 1983, a propuesta de los alumnos de COU, recibió la Chasca de Oro.
Sus inquietudes apuntaron también hacia Bolivia, hacia la misión que la Provincia Marista de la Bética tenía en ese país suramericano. Los veranos de mediados de los años noventa los pasó allí, viviendo de lleno una realidad muy distinta de la que contemplaba durante el curso escolar en Córdoba: “Al concluir la experiencia, dos meses, el recuerdo y la oración siempre presente recordando al campesino, llenan mi vida. Me muevo, al mirar el reloj, en sintonía con Bolivia (seis horas menos) y pienso y vivo por mis campesinos. He encontrado a Dios a través del hermano pobre, del laico solidario y de los hermanos comprometidos del distrito. Mis vacaciones estivales parecen ya, que no tienen sentido sin el proyecto Bolivia”.
Desde el curso 2002/03, el H. Juanjo, ha estado destinado en el Colegio Santa María de la Capilla de Jaén, y volvería a Córdoba como responsable de la comunidad de Hermanos en julio del año 2010. Aún a sus años alternaba sus estancias entre Córdoba y Jaén, sacando adelante sendos laboratorios de Química.
A fecha de esta entrevista está destinado en el Colegio Santa María de la Capilla de Jaén.
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