Don Antonio López Valbuena, presidente de honor de la Asociación

Antonio López Valbuena

La gran historia de Córdoba se compone, también, a partir de pequeñas grandes historias y de pequeños grandes nombres propios. El Colegio Cervantes, de los hermanos maristas, fundado en nuestra ciudad en 1933, aporta muchos de ellos. Ayer celebramos la asamblea anual de su Asociación de Antiguos Alumnos, que me honro en presidir, y, además de imponer la insignia de las tres violetas a la 83ª promoción que sale este curso y a las promociones que cumplen sus bodas de oro y de plata, rendimos homenaje a una figura que encarna los valores del colegio y de «lo marista». Permítanme, amables lectores, que se lo cuente hoy.

Don Antonio López Valbuena (en el centro de la imagen) entró en el colegio en los años 50 como alumno con seis años y completó allí sus estudios. Cursó Magisterio y en los 60 volvió como uno de los primeros maestros seglares al Cervantes, lugar donde permaneció hasta su jubilación. Luego ha seguido vinculado al colegio con diferentes cometidos, incluido el de vicepresidente de la Asociación de Antiguos Alumnos. Son siete décadas de memoria de don Antonio -los que hemos sido sus alumnos no podemos llamarlo de otra manera- con el Cervantes.

Desde ayer es presidente de honor de la Asociación. Es también bien conocido en Córdoba, como distinguido socio del Real Círculo de la Amistad y por su gran afición a los coches de época.

Hasta aquí los datos estadísticos. Don Antonio es mucho más. Ha hecho y hace buena la enseñanza y los valores aprendidos en las aulas maristas: «ser buenos cristianos y honrados ciudadanos». Ayer, en su intervención, para agradecer la distinción realizó un repaso de su vinculación con el colegio y destacó que: «siempre he tratado de ser un gran profesional, pero también una gran persona». Sin duda que lo ha logrado y permanece como ejemplo de gran maestro y buen hombre.

Acaso el reto que todos debemos asumir en esta hora, cumplir bien en nuestra parcela de responsabilidad y pasar por la vida haciendo el bien. Dicho en las palabras del papa Francisco, en una entrevista realizada en 2013: «Capacidad de curar las heridas y dar calor a los corazones».

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